sábado, 23 de febrero de 2008

Conversión


Cuando oímos la palabra "conversión" nos puede dar la sensación de penitencia, sufrimiento y sometimiento a la voluntad de Dios... pero hablar de conversión es una expresión de libertad muy fuerte. ¿Quién puede cambiar el rumbo de su vida si no es aquel que tiene el mando para poder manejarla?


Por eso, en este tiempo en que hablamos de conversión, no nos asustemos, pues no se trata de otra cosa que reconquistar la unidad de nuestro corazón, de encauzar nuestras acciones por donde queremos y no por donde las situaciones nos orillan.


Y quien tiene dominio de sí, fácilmente puede optar por Dios, pues él no quiere otra cosa que nuestra felicidad y dudo que alguno la rechace.


Sigue trabajando por tu conversión: conviértete de espectador pasivo de tu vida, en el protagonista de la construcción de tu propia felicidad.


Buenos días!!!

1 comentario:

ki dijo...

muchas veces no es facil, ser nuestros propios ingenieros de la felicidad es muy dura, y no todos somos fuertes.