Juan Pablo II, el Papa de la sonrisa capaz de atraer a los jóvenes de todo el mundo por el mensaje de esperanza que anunciaba en todas las partes del mundo. El Pastor que supo poner su propia esperanza en los jóvenes, no vio defraudada su confianza. En el momento de morir, cuando le informaron que la Plaza de san Pedro estaba abarrotada de jóvenes con velas encendidas en las manos orando por él, pudo decir: "he ido a buscarlos por todas partes del mundo, ahora han venido ustedes, gracias".
Y cuando murió, el tañir de la campanas de la Basílica Vaticana se ahondó en todo el mundo para cumplir ese dicho que con frecuencia hacemos: "Cuando naces, tú lloraste y el mundo sonrió; vive de tal manera que cuando mueras tú sonrías y el mundo llore".
Después de los años, el recuerdo del Papa de la Sonrisa no ha desaparecido, supo dejar una huella en el mundo, ¿qué tanto hemos dejado una huella entre aquellos que nos conocen? No se trata de hacer grandes hazañas, sino de confiar en los demás. El Papa confió en los jóvenes y ellos se sintieron amados, de la misma manera, no ocupamos hacer grandes cosas, sólo abrir el corazón.
Buenos Días!!!
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