Fíjate y te sorprenderás que pocas veces hablas viendo a la otra persona a los ojos, porque las miradas que se encuentran son muy reveladoras, no en vano dicen que los ojos son los espejos del alma.
Cuando cruzas miradas con la persona que te gusta puedes darte cuenta de la correspondencia de la relación, de los mensajes que no tienen palabras pero dicen mucho. Cuando estamos avergonzados, bajamos la mirada y no nos atrevemos a levantar los ojos. Los ojos llenos de lágrimas sea por dolor o por un sentimiento incontenible de alegría lo dicen todo.
Por ello, nuestras miradas nos delatan, pero más que eso, nos abren a la sinceridad. En la comunicación con los demás, trata de mirar a los ojos con quienes hablas y mantén la sinceridad y limpieza de tu mirada. La comunicación con los demás con este simple hecho irá creciendo en profundidad y veracidad. Y llegará el momento en que te sorprenderás que la mirada misma de Dios te saldrá al paso: "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Haz la prueba.
Buenos Días!!!
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