Hay un dicho popular que dice: "las apariencias engañan". Y esto nos pasa con frecuencia, nos formamos prejuicios de la gente y probablemente nos perdemos de una gran amistad por apariencias.
Pero algo más triste es cuando queremos aparentar algo que no somos. Una apariencia es sólo la cáscara de la situación, de la persona. Pero es lo único que vemos a primera vista. Tal vez por ello es tan importante la manera de vestir, de hablar y de pararse. La primera impresión es importantísima para agilizar una relación. Por ello es triste el querer aparentar. Si la cáscara es de manzana, esperamos que el interior sea de manzana; pero si resulta que era pera, ¡qué decepción!
La apariencia no siempre corresponde al interior, pero hemos de esforzarnos por ser coherentes, por ser auténticos, (eso no quiere decir ser "innovadores", "snob", "únicos", sino ser quienes realmente somos) para que la gente que se acerque a nosotros pueda saber con quién trata. Esto implica sencillez, transparencia, confianza en uno mismo y autoconocimiento, pues no sea que los primeros engañados por la apariencia seamos nosotros mismos.
Buenos días!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario