sábado, 24 de enero de 2009

El heroísmo de san Francisco de Sales


Las condiciones religiosas de los habitantes del Chablais, en la costa sur del lago de Ginebra, eran deplorables debido a los constantes ataques de los ejércitos protestantes, y el duque de Saboya rogó al Obispo Claudio de Granier que mandase algunos misioneros a evangelizar de nuevo la región. El Obispo envió a un sacerdote de Thonon, capital del Chablais; pero sus intentos fracasaron. El enviado tuvo que retirarse muy pronto. Entonces el Obispo presentó el asunto a la consideración de su capítulo, sin ocultar sus dificultades y peligros. De todos los presentes, Francisco fue quien mejor comprendió la gravedad del problema, y se ofreció a desempeñar ese duro trabajo, diciendo sencillamente: "Señor, si creéis que yo pueda ser útil en esa misión, dadme la orden de ir, que yo estoy pronto a obedecer y me consideraré dichoso de haber sido elegido para ella". El Obispo aceptó al punto, con gran alegría para Francisco.


Pero el Señor de Boisy veía las cosas de distinta manera y se dirigió a Annecy para impedir lo que él llamaba "una especie de locura". Según él, la misión equivalía a enviar a su hijo a la muerte. Arrodillándose, a los pies del Obispo le dijo: "Señor, yo permití que mi primogénito, la esperanza de mi casa, de mi avanzada edad y de mi vida, se consagrara al servicio de la Iglesia; pero yo quiero que sea un confesor y no un mártir". Cuando el Obispo, impresionado por el dolor y las súplicas de su amigo, se disponía a ceder, el mismo Francisco le rogó que se mantuviese firme: "¿Vais a hacerme indigno del Reino de los Cielos? -preguntó- Yo he puesto la mano en el arado, no me hagáis volver atrás".

viernes, 23 de enero de 2009

El mejor papá del mundo

La pequeña María tiene cáncer terminal, su estado es crítico, sufre mucho con dolores de cabeza que la hacen llorar y hasta desmayarse. Desde hace varios meses que vive en el hospital. Su papá, Jonás, ha quedado solo con la responsabilidad del caso, su mujer los abandonó a los pocas semanas de nacida la niña, fruto de un error, decía ella.
Él ha hipotecado su casa para salvar a su hija, pero no hay nadie que le dé una esperanza, todo está perdido... toca muchas puertas y las miradas algunas indiferentes, algunas compartiendo sus lágrimas, van acompañadas de la misma frase: "ya no se puede hacer nada".
Jonás, abatido, recuerda que hoy es cumpleaños de su María, y antes de regresar al hospital, pasa por una florería, al menos las flores alegrarán el deprimente cuarto blanco y frío del hospital.
Al entrar por la puerta, la pequeña lo ve y le da una gran sonrisa... "Perdón, hija, no he podido hacer nada por ti". La niña, recibe las flores, lo ve y seca las lágrimas de su papá: "Haz hecho todo, eres el mejor papá del mundo".
Muchas veces el fracaso nos impide ver lo grandioso de nuestro esfuerzo. Nuestra existencia es limitada, pero nuestra esperanza es mayor. Cuando parece que nada hemos podido hacer, levantemos confiados la mirada y descubramos que quienes nos aman, saben valorar nuestro esfuerzo, más allá de cualquier resultado.

jueves, 22 de enero de 2009

Laura Vicuña, heroína de los Andes


De Chile a la Argentina

Laura Carmen Vicuña nació en Santiago de Chile, el 8 de abril de 1891 en el hogar de José Domingo y Mercedes Pino. Los Vicuña eran una familia chilena aristocrática, forzada al exilio por la revolución. Se refugiaron en Temuco, en una casa pobre, pero muy pronto después José Domingo murió repentinamente y Mercedes tuvo que refugiarse con sus dos hijas en Argentina. Fueron a vivir a Junín de los Andes. Mercedes conoció a Manuel Mora, bastante prepotente, con quien aceptó trabajar pero también vivir con él.

Pupilaje con las Hermanas

En 1900 Laura, junto con su hermana Julia Amanda, fueron de pupilas al colegio de las Hijas de María Auxiliadora. Era una pupila ejemplar: piadosa, escuchaba a las Hermanas, disponible para sus compañeras y siempre feliz y pronta para hacer sacrificios.

Siguiendo el modelo de Domingo Savio

En los años siguientes ella hizo su Primera Comunión con el mismo fervor e ideales que Santo Domingo Savio, al que había tomado como modelo. Ingresó a la Asociación de las Hijas de María. En oportunidad de que una Hermana estaba explicando el sacramento del matrimonio en catequesis, Laura empezó a comprender que su madre vivía en pecado y se desmayó. También lo comprendió porque durante las vacaciones en el campo, su madre le hacía rezar en secreto y nunca recibía los sacramentos. De ahí en más, Laura aumentó sus oraciones y sacrificios para la conversión de su madre. Durante las vacaciones de 1902, Manuel Mora amenazó la pureza de Laura; ella lo rechazó firmemente, hecha una furia.

Solicitud denegada – plegaria por la madre

Ella volvió al colegio como ayudante, porque él no le pagó más los estudios. Con todo su corazón pidió para ingresar como Hija de María Auxiliadora, pero le fue denegado porque su madre vivía en pecado. Ella ofreció su vida al Señor para la conversión de su madre; se volvió aún más sacrificada y con el consentimiento de su confesor, el Padre Crestanello, hizo los votos en privado. Consumida por los sacrificios y otras enfermedades a causa de Mora por haberlo rechazado nuevamente, en su última noche ella confesó: “Mamá, me estoy muriendo! Durante mucho tiempo le he ofrecido a Jesús mi vida por ti, para que vuelvas a Dios… Mamá, antes de morir, tendré la oportunidad de ver tu arrepentimiento?. Laura”.

Respuesta a una plegaria

Mercedes respondió: “Prometo que haré lo que me pides”. Con esta alegría, Laura murió la tarde del 22 de enero de 1904. Su cuerpo descansa en la capilla perteneciente a las Hijas de María Auxiliadora de Bahía Blanca. El 3 de setiembre de 1988, en el centenario de la muerte de Don Bosco, esta hija elegida, que había dado su vida por la virtud más amada del Maestro, fue proclamada Beata por Juan Pablo II.
COMIENZA LA NOVENA DE DON BOSCO!!! (1er día)

miércoles, 21 de enero de 2009

Dejar ir

Cuando uno de los miembros de la pareja deja de amar y decide alejarse, hay una persona que siente un gran dolor, y que siente el peso de la pérdida de una manera diferente. Esta persona es la que sigue amando, la que no puede comprender o, que si bien comprende lo que sucede, no lo entiende o se niega de pronto a asumir su vida, su pena, y elaborar el duelo.

Es ahí cuando empezamos a comprender que a veces no podemos tener todo lo que queremos, y que la vida, o el mundo no era como lo imaginamos. Soñamos con una vida en pareja, siempre sintiéndonos amados y amando, en terminar nuestra vida al lado de la persona amada, y así de sueño en sueño un día nos despertamos ante esa realidad: Ya no nos aman. Nos llenamos de preguntas sin respuestas: ¿por qué? ¿cuándo?

Amar implica correr ese riesgo, y cuando se ama de verdad se sufre. Ante la pérdida debemos tratar de elaborar el duelo, y poco a poco lograr separarnos de lo que ya no está. Si no aprendemos a soltar, si no dejamos ir, si el apego puede más que nosotros y nos quedamos ahí atados, pegados a esos sueños, a esas fantasías, a esas ilusiones, el dolor crecerá sin parar y día a día nuestra tristeza, y nuestro sufrimiento serán los compañeros de ruta, de una ruta hacia la depresión, la falta de incentivo, la falta de vida.

Cuesta soltar aquello que amamos, duele sentir que ya no somos amados, pero en ese dolor estamos creciendo y madurando y si aprendemos a soltar estamos dejando atrás una parte de nuestra historia y empezamos a abrirnos a lo diferente, a lo desconocido. Dejar ir, esa es la clave. No es fácil, no es simple: Duele...

La vivencia normal de una pérdida tiene que ver justamente con animarse a vivir los duelos, con permitirse padecer el dolor como parte del camino. Y digo dolor y no el sufrimiento, porque sufrir es resignarse a quedarse amorosamente apegado a la pena. Quiero poder abrir la mano y soltar lo que hoy ya no está, lo que hoy ya no sirve, lo que hoy no es para mí, lo que hoy no me pertenece. No quiero retenerte, no quiero que te quedes conmigo porque yo no te dejo ir.

No quiero que hagas nada para quedarte más allá de lo que quieras. Mientras yo deje la puerta abierta, voy a saber que estás aquí conmigo porque te quieres quedar, porque si te quisieras ir, ya te habrías ido..."

Jorge Bucay
Escritor y Psicólogo Argentino

martes, 20 de enero de 2009

Un ciego con luz

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guido, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- ¡Guido, si tú no ves! ¿Qué haces con una lámpara en la mano?
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi.

Reflexión:

No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Aunque muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás, a través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, y el resentimiento.

¡Qué hermoso sería sí todos ilumináramos los caminos de los demás! Sin fijarnos si lo necesitan o no. Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad...

Todos pasamos por situaciones difíciles a veces, todos sentimos el peso del dolor en determinados momentos de nuestras vidas. Todos sufrimos en algunos momentos, lloramos en otros. Pero no debemos proyectar nuestro dolor cuando alguien desesperado busca ayuda en nosotros. No debemos exclamar como es costumbre: "La vida es así", llenos de rencor, llenos de cinismo, apatía, y odio. No debemos. Al contrario, ayudemos a los demás sembrando esperanza en ese corazón herido. Nuestro dolor es y fue importante, pero se minimiza si ayudamos a otros a soportarlo, si ayudamos a otro a sobrellevarlo. Demos luz. Tenemos en el alma el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en la oscuridad.

Autor Desconocido

lunes, 19 de enero de 2009

Sacúdete y sigue subiendo


Un día, el burro de una campesina se cayó en un pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras la campesina trataba de averiguar que hacer.

Finalmente la campesina decidió que el animal ya estaba viejo, el pozo estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas y que realmente no valía la pena sacar al burro.

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarla. Todos tomaron una pala y empezaron a tirar tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró desconsoladamente.

Luego para la sorpresa de todos, se tranquilizó. Después de unas cuantas paladas de tierra, la campesina finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble... Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba. Mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, el se sacudía y daba un paso hacia arriba.

Pronto todo el mundo vio sorprendido como el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...

La vida va a tirarte tierra, todos tipos de tierra... El truco para salirse del pozo es sacudírsela y dar un paso hacia arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba.

Recuerda... ¡Sacúdete y sigue!

domingo, 18 de enero de 2009

Te acepto a ti


¡Cuántas cosas decimos resumidas en una fórmula tan breve: te acepto a ti!

Decir te acepto a ti, es decir: te conozco, sé quién eres. Conozco tus cualidades y tus defectos. Sé quién eres. Llevo un tiempo contigo, y después de aquilatar todo en la balanza, he decidido que a pesar de tus posibles defectos, pero siempre más pequeños que tus cualidades, te elijo entre otras posibilidades.

Decir te acepto a ti, es decir, sé quién no eres. Por tanto no tendré pretensiones. No me pasaré la vida con una queja entre los labios por lo que no eres: si tuvieras lo que tiene tu hermano, si fueras como la mayoría de nuestros amigos....

Te acepto a ti, como eres. Estoy enamorado de ti. Sé en que te puedo ayudar a superarte y a mejorar, y sé en qué aspectos será ya muy difícil que cambies porque son hábitos que se han hecho vida, o porque es parte de tu educación o porque así es tu carácter.

Aceptarte a ti es aceptar tu historia personal, es decir: tu pasado, tu presente y tu futuro. Lo que pueda venir. Tantas cosas como en nuestras vidas puedan cambiar.

Cambia la gente y cambian las circunstancias. Hoy eres esta persona. Mañana, tú misma, por los golpes de la vida, puedes ser otra persona. Los golpes van haciendo mella en nosotros, pero cuando nos aceptamos, lo hacemos incluso con esos golpes y heridas de la vida que por otra parte nos deben hacer mejores.

Cambiamos físicamente. Él ya no es el muchacho fuerte y robusto que tú conociste, sino un hombre posiblemente enfermizo. Y ella, que era una mujer guapa, fina, delicada... después de veinte anos de matrimonio, cuatro hijos y algunas enfermedades normales que han ido raspando su belleza inicial, ya no conserva aquellos rasgos, quizá, de los que te enamoraste, pero se ha abierto paso una nueva belleza, más grande, que tú aceptaste desde que te comprometiste.

Así se aceptaron: con pasado, presente y futuro. Cambian tantas cosas y surge una belleza mayor pero que es necesario saber percibir.

Pensemos que cuando compramos una mesa de cristal, la aceptamos así como está, nueva e impecable, pero aceptamos también que pueda rayarse en el futuro. No podríamos comprar nada si estuviéramos buscando un material a prueba de todo, simplemente porque no existe.

Cambiamos no sólo física sino también psicológicamente: cambia nuestro carácter, nuestra manera de reaccionar, nuestra paciencia. Si al pasar de los años hemos ido perdiendo algunas cualidades que antes nos adornaban: simpatía, optimismo, ecuanimidad... no es motivo para terminar un amor. El amor va mas a allá.

Cambian nuestros gustos, nuestras aficiones, nuestras ilusiones, nuestras aptitudes. Sería de desear que en toda la vida no experimentáramos cambio alguno en nosotros, pero, esto simplemente no es la realidad.

Te acepto a ti, es hacerme a la mar contigo, en la misma barca. Remar contigo, ser náufrago contigo si fuera el caso, no escapar con un salvavidas, ¡ni menos con el salvavidas! Es compartir ilusiones, proyectos, luchar contra las mismas tempestades y disfrutar juntos el alba y el atardecer, mar adentro.

Te acepto a ti, para hacerte feliz. Te prometo que ése será mi proyecto. Tratemos de reducir el te quiero a su más simple expresión, y nos daremos cuanta de que en el fondo sólo nos queda esto: quiero hacerte feliz. Ahí está el verdadero amor.

Cuántos novios se dicen te quiero, te amo, y se expresan muchas sentimientos más. Y ¿qué significa todo eso? Palabras vacías cuando no buscas el bien y la plena felicidad del otro. ¡Cuántos jóvenes y muchachas se casaron pensando no en pacer feliz a alguien, sino en quién los haría felices! Y por tanto entran al matrimonio con una visión egoísta de la felicidad. La experiencia nos dice que cuando de verdad se busca la felicidad del otro, la consecuencia -no forzosamente inmediata- es la propia felicidad.

Además, la persona amada buscará lo mismo, de tal modo que el amor y la búsqueda de la felicidad del otro serán recíprocos.

sábado, 17 de enero de 2009

Sé tú mismo


Leí que se está organizando un congreso titulado "Sé tú mismo". Seguramente los ponentes y conferencistas hablarán muy elocuentemente sobre la autenticidad y sobre lo mucho que a los jóvenes nos hace falta la vivencia de esta virtud. Pero… ¿qué significa realmente ser uno mismo?
Me suena como frase de película, aunque de alguna no muy buena. Esta máxima suena muy manoseada. Podría pegar con una nueva publicidad para vender un refresco, algo como "sé tu mismo, bebe X-cola". Pero ese be yourself tan desprestigiado tiene un significado más profundo de lo que imaginamos.
No es el que algunas almas mediocres podrían manejar como narcótico de su conciencia. Ser uno mismo no significa hacer lo que me venga en gana. "Yo no trabajo porque así soy yo". O cambia "trabajo" por estudio, cumplir mis deberes, rezar, superarte. Ser auténtico significa luchar por el fin que quiero alcanzar, no conformarme con las cortedades que ya tengo.
¡Pero cuidado! También está la estafa de la moda. Todas las marcas nos dicen que usemos su ropa para ser nosotros mismos. Pero, ¿quién se hubiera atrevido a salir a la calle con los calzones por fuera antes de que se pusiera de moda? O ¿qué chica pasada en kilos hubiera enseñado las llantitas antes de que "todas lo hicieran"? Si alguien te tiene que marcar el paso de cómo te tienes que vestir, qué debes pensar o cómo debes hablar para estar in, no serás muy auténtico que digamos.
No tenemos que inventar grandes cosas para ser originales, basta con que saquemos lo que llevamos dentro, porque ¿cuándo has visto a dos personas que sean exactamente iguales? Hasta los gemelos monocigóticos suelen ser totalmente diferentes el uno del otro. Ser tú mismo significa no dejarte arrastrar. Ser tú mismo significa decir la verdad – aunque a veces duela –; Significa defender tus derechos y no tener miedo a pasar vergüenzas. ¡Eso es ser tú mismo! Y no las monadas que nos venden en la tele.
Hace unos cuantos siglos mataron a un hombre porque fue él mismo. El rey le pedía que firmara un documento que iba en contra de sus principios. No hubo remedio: le cortaron la cabeza. Y no se amilanó ni siquiera cuando su misma hija le rogó – con lágrimas en los ojos – que desistiera de su intransigencia. Si ese hombre hubiera cedido ante la peer pressure de la sociedad, si hubiera dejado de ser él y sus principios para consentir lo que todos pensaban, hoy no conoceríamos su nombre. Sin embargo el correr de los años no ha borrado aún el nombre de Sir Thomas More, mejor conocido como Tomás Moro.

viernes, 16 de enero de 2009

Cambiar yo para que cambie el mundo

El sufí Bayacid dice acerca de sí mismo:

De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: "Señor, dame fuerzas para cambiar al mundo".

A medida que me fui haciendo adulto y caí en la cuenta de que me había pasado media vida sin haber logrado cambiar a una sola alma, transformé mi oración y comencé a decir: "Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entran en contacto conmigo, aunque sólo sea mi familia y mis amigos, con eso me doy por satisfecho".

Ahora que soy viejo y tengo los días contados, he empezado a comprender lo estúpido que yo he sido. Mi única oración es la siguiente: "Señor, dame la gracia de cambiarme a mí mismo".

Si yo hubiera orado de este modo desde el principio no habría malgastado mi vida.

TODO EL MUNDO PIENSA EN CAMBIAR A LA HUMANIDAD. CASI NADIE PIENSA EN CAMBIARSE A SÍ MISMO.

Anthony de Mello
Tomado de su libro "El canto del pájaro"

jueves, 15 de enero de 2009

Luis Variara, misionero salesiano



Primeros años marcados por Don Bosco

Luis Variara nació en Viarigi en la provincia de Asti el 15 de enero de 1875 en una familia profundamente cristiana. Su padre Pedro había escuchado a Don Bosco en 1856 cuando éste fue al pueblo a predicar una misión. Decidió llevar a Luis a Valdocco para continuar allí sus estudios. El Santo murió cuatro meses después. Pero lo que Luis aprendió de él fue suficiente para dejar en él una marca para toda la vida. Cuando finalizó sus estudios secundarios, solicitó ser Salesiano. Entró al noviciado el 17 de agosto de 1891..

El Salesiano

Variara hizo sus estudios de filosofía en Valsalice, donde conoció a Andrés Beltrami. Se quedó impresionado por la alegría con que Beltrami enfrentó los sufrimientos de su enfermedad. En 1894 el Padre Unia -el famoso misionero de los leprosos en Agua de Dios- fue a Valsalice a elegir un clérigo que pudiera encargarse de los jóvenes leprosos.

El misionero – Agua de Dios

Fijando su vista en Variara, entre los otros 188 que tenían la misma intención, él dijo: “Este es mío”. Luis llegó a Agua de Dios el 6 de agosto de 1894. La misión contaba con 2000 personas, de las cuales 800 eran leprosos.

Sacerdote entre leprosos

No bien llegó, se convirtió en la vida y alma de los que allí vivían, especialmente los niños. Organizó una banda, y alegró la vida de la gente con fiestas sorpresivas. En 1895, el Padre Unia murió y Luis quedó solo con el Padre Crippa. En 1898 fue ordenado sacerdote. Se convirtió en un excelente director espiritual.

El inicio de un Instituto Religioso

En 1905 terminó de construir el Jardín de Infantes “Padre Unia”, un lugar donde se podían albergar hasta 150 huérfanos y leprosos, y garantizarles que pudieran aprender algo con lo que ganarse la vida y ayudarlos en el futuro a insertarse en la sociedad. En Agua de Dios las Hermanas de la Providencia habían creado la Asociación de Hijas de María, un grupo de unas 200 niñas. Él era su confesor. Identificó a algunas en el grupo que estaban llamadas a la vida religiosa.

Hijas del Sagrado Corazón…

Así nació un valiente proyecto –algo único en la Iglesia- un Instituto al que se le permitiera aceptar el ingreso de aquéllos que tuvieran lepra. Inspirado por la espiritualidad del Padre Beltrami, desarrolló el carisma Salesiano de sacrificio y fundó la Congregación de “Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y María”, que hoy cuenta con 600 mujeres religiosas.

Un hombre de obediencia total

Sufrió mucho en el momento de la fundación por la falta de comprensión de la gente y de algunos superiores quienes muchas veces pensaron que él debía ser removido de Agua de Dios. Como Don Bosco, fue un ejemplo de obediencia. Aún enfrentado a la calumnia no dijo nada. Era creíble porque era obediente. Don Rua lo animaba desde Turín.

Muerte – Lejos de Agua de Dios, pero cerca de Dios

Murió lejos de sus queridos leprosos, por imperio de la obediencia. Ahora descansa en Agua de Dios, en la capilla donde se encuentran las Hermanas. Juan Pablo II lo beatificó el 14 de abril de 2002.

Declarado Venerable el 2 de abril de 1993 y beatificado el 14 de abril de 2002 por Juan Pablo II

miércoles, 14 de enero de 2009

La crítica

Una semillita fue colocada en la tierra y pronto comenzó a germinar. "Ahora, -dijo ¿como cuál de todas las flores que me rodean seré yo?
- "La cara del lirio es simple y orgullosa, y es de poco valor. La rosa, pienso, es más bien ostentosa, y luego su forma es antigua y común." La violeta toda es muy buena, pero no es la flor que escogería. Ni tampoco la campanela me gusta, nunca me importaron los azules.

Y así criticó cada flor, esta presumida semilla. Hasta que despertó una mañana de verano, y se dio cuenta que era una ¡hierba mala!

Autor Desconocido

martes, 13 de enero de 2009

¿Blanco o negro?

Cuando iba a la escuela primaria, me involucré en una fuerte discusión con un niño de mi clase. He olvidado de qué se trataba la discusión, pero nunca olvidaré la lección que aprendí ese día. Ambos estábamos convencidos de tener la razón y que el otro estaba equivocado. La maestra decidió enseñarnos una lección muy importante. Nos trajo al frente de la clase y a él lo puso de un lado de su escritorio y a mí en el otro. En medio de su escritorio había un objeto grande, redondo. Yo, con claridad podía ver que era negro. Ella preguntó al niño de qué color era el objeto. "Blanco", contestó.

Yo no podía creer que él dijera que el objeto era blanco, ¡cuando obviamente era negro! Comenzó otra discusión entre mi compañero y yo, esta vez por el color del objeto. La maestra me dijo que me fuera al lugar donde estaba el niño parado y a él le dijo que se parara donde yo había estado. Cambiamos de lugar y ahora me preguntó de qué color era el objeto. Tuve que contestar: "Blanco". Era un objeto con dos lados dibujados de colores diferentes, y desde su punto de vista era blanco. Sólo desde mi lado era negro.

Mi maestra me dio una lección importante ese día: debes ponerte en los zapatos de la otra persona y ver la situación a través de sus ojos para comprender verdaderamente sus perspectiva.

Autor Desconocido

lunes, 12 de enero de 2009

¡Sé como la liebre!

Un día, una joven dando un paseo por el monte, vio sorprendida que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido que no podía valerse por sí mismo. Le impresionó tanto al ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.

Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta. Admirada por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo: - "No todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas."

Así que la joven decidió rehacer la experiencia... se tiró al suelo, simulando que estaba herida, y se puso a esperar que pasara alguien y la ayudara. Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Siguió así durante todo el día siguiente... y el siguiente... Ya se iba a levantar, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio, cuando sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo y la tristeza del abandono.

Su corazón estaba devastado, ya casi no tenía fuerzas para levantarse, entonces allí, en ese instante, oyó... ¡Con qué claridad, qué hermoso! ...era una voz, muy dentro de ella, que decía:
- "Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad... deja de hacer de tigre y simplemente sé la liebre."

Autor Desconocido

domingo, 11 de enero de 2009

El violinista en el metro

Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.

Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.

Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.

Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.

En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos.

Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3.5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.

Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Muchas veces la perfección, la belleza, el arte en cualesquiera de las actividades que realices, no son detectadas por la mirada burda; pues ellos necesitan de un "título" de "gloria" para dar crédito, porque tienen poca visión. Aun así no pierdas el rumbo, sigue haciendo "arte" aún cuando nadie te reconozca, la grandeza es interna y no va de la mano del reconocimiento.

sábado, 10 de enero de 2009

Aprender a equivocarse

"Anancástico" es la palabra con la que se designa la persona que tiene la tendencia tan acentuadamente perfeccionista, que llega a ser una enfermedad. "Una de las virtudes-defecto más cuestionables es el perfeccionismo. Virtud, porque evidentemente, lo es el tender a hacer todas las cosas perfectas. Y es un defecto porque no suele contar con la realidad: que lo perfecto no existe en este mundo, que los fracasos son parte de toda la vida, que todo el que se mueve se equivoca alguna vez.

He conocido en mi vida muchos perfeccionistas. Son, desde luego, gente estupenda. Creen en el trabajo bien hecho, se entregan apasionadamente a hacer bien las cosas e incluso llegan a hacer magníficamente la mayor parte de las tareas que emprenden. Pero son también gente un poco neurótica. Viven tensos. Se vuelven cruelmente exigentes con quienes no son como ellos. Y sufren espectacularmente cuando llega la realidad con la rebaja y ven que muchas de sus obras -a pesar de todo su interés- se quedan a mitad de camino. Por eso me parece que una de las primeras cosas que deberían enseñarnos de niños es a equivocarnos. El error, el fallo, es parte inevitable de la condición humana. Hagamos lo que hagamos habrá siempre un coeficiente de error en nuestras obras. No se puede ser sublime a todas horas. El genio más genial pone un borrón y hasta el buen Homero dormita de vez en cuando" (José Luis Martín Descalzo).

Como decía Maxwel Brand, "todo niño debería crecer con convicción de que no es una tragedia ni una catástrofe cometer un error". Por eso lo importante no es tanto qué fallos cometemos sino cómo nos reponemos de ellos. Ya que el arte más difícil no es el de no caerse nunca, sino el de saber levantarse y seguir el camino emprendido, como sigue diciendo nuestro autor: "Temo por eso la educación perfeccionista. Los niños educados para arcángeles se pegan luego unos topetazos que les dejan hundidos por largo tiempo. Y un no pequeño porcentaje de amargados de este mundo surge del clan de los educados para la perfección. Los pedagogos dicen que por eso es preferible permitir a un niño que rompa alguna vez un plato y enseñarle luego a recoger los pedazos, porque "es mejor un plato roto que un niño roto". Es cierto. No existen hombres que nunca hayan roto un plato. No ha nacido el genio que nunca fracase en algo. Lo que sí existe es gente que sabe sacar fuerzas de sus errores y otra gente que de sus errores sólo saca amargura y pesimismo.

Y sería estupendo educar a los jóvenes en la idea de que no hay una vida sin problemas, pero lo que hay en todo hombre es capacidad para superarlos. No vale, realmente, la pena llorar por un plato roto. Se compra otro y ya está. Lo grave es cuando por un afán de perfección imposible se rompe un corazón. Porque de esto no hay repuesto en los mercados".

Lo más importante en la vida no es hacer lo correcto sino amar, no está la excelencia en la competitividad (ser más que los demás), sino en dar lo mejor de nosotros mismos. La competitividad es una señal de carencia, el lado oscuro de la vida: no es ganar sino perder, pues todos estamos interconexionados y si competimos lo hacemos al final contra nosotros. No competir, compartir: ser una mente creativa, con sueños e ilusiones, solidaridad, perdón: guardar rencor o culpabilizar a alguien por algo que ha sucedido en el pasado, sólo le perjudica a uno mismo. Y cuando no ha ido bien la cosa aprendemos a rectificar, volvemos a empezar. Así al dar lo mejor de ti, los demás en lugar de huirte se verán atraídos hacia ti: irradias buenos sentimientos, transmites amor, que es participación de un Dios que es amor y se nos da, especialmente en los sacramentos que son fuente de ese amor.

viernes, 9 de enero de 2009

¿Es posible tener éxito en tiempos de crisis?

Había una vez una persona que vivía al lado de una carretera que era muy transitada. Se le ocurrió poner un local para vender barbacoa de carnero.

Le iba tan bien que ocupó pronto a un sobrino para que le ayudara en la operación y contrató un par de asistentes para que se ocuparan de servir a los clientes. Estaba tan atareado que ni tiempo tenía de oir la radio, de leer los periódicos, ni de ver la televisión.

Al pasar de los meses alquiló un trozo de terreno, colocó un anuncio para promover su producto, y con alegría y entusiasmo vio crecer el negocio. La gente compraba y él amplió el local, compró un terreno y puso un criadero de carneros con sus familiares.

Su hijo que estudiaba Economía le visitó con motivo de las vacaciones de diciembre y le dijo: "Papá, estamos sufriendo una muy grave crisis. ¿Qué no escuchas la radio ni ves los noticieros en la televisión? Y no sólo la crisis es en el país, sino en el mundo entero".

El Padre pensó: "Mi hijo que estudia en la universidad y escucha la radio, ve la tele y lee los periódicos, debe saber realmente qué está pasando, porque está mejor enterado que yo".

Entonces quitó el criadero de carneros para bajar costos, despidió a los familiares, dejó de promover su producto, y empezó a vender menos, por lo que acabó despidiendo a la mitad de los ayudantes que había contratado.

Sus ventas cayeron al mínimo desde que había abierto el negocio, y pensó: "Qué razón tenía mi hijo, verdaderamente estamos viviendo una muy grande crisis".

MORALEJA: Si hablamos sólo de crisis y la asumimos sin detenernos a valorar cómo realmente se está presentando en lo que hacemos, sufriremos la crisis y participaremos para hacerla más grande. Mejos propongámonos encontrar oportunidades y triunfar.

jueves, 8 de enero de 2009

Amar a lo coreano



Por un viaje de negocios me tuve que meter a aprender lo básico de la lengua coreana, lo que me pudiera sacar de apuros en algún momento. Mi sorpresa fue enorme y gratificante el esfuerzo por ir más allá de los buenos días o buenas noches en coreano.

Descubrí que en esa lengua, hombre ( saram ) significa "el ser que vive". Así, las palabras hombre ( saram ), vivir ( sarda ) y vida ( sarm ) comparten la misma raíz ( sar ). Ningún ser vivo, excepto el ser humano, es llamado "el ser que vive" ( saram ). La palabra se aplica tanto al hombre como a la mujer.

Más interesante todavía fue notar que los verbos vivir ( sarda ) y quemar ( sarûda ) también compartían la misma raíz. En rigor, sarûda significa más que simplemente quemar. Significa quemar hasta desaparecer. Así, hombre sería el ser que se consume por el fuego. El hombre es el ser que se quema hasta la destrucción total. Con esto, el ser humano podría caracterizarse como el ser que quema su propia carne hasta la destrucción total.

Muchos consideran que también la palabra amor ( sarang ) procede de la misma raíz que hombre, vivir y quemar . De este modo, la actividad propia del hombre ( saram ) sería dar amor ( sarang ). El hombre sería, por tanto, el ser que quema su propia carne hasta la destrucción total para amar y por amor .
No sé si en Corea se dan cuenta de la riqueza y la significación de ese vocabulario, pero para mí fue todo un descubrimiento. Claro está que eso de "quemar su propia carne hasta la destrucción total", lo utilizamos en sentido metafórico, aunque el "holocausto" que implica el amor no es menos real que ese "quemar la carne".

No cabe duda que, para el que ama, el sacrificio del yo en favor del otro es el pan nuestro de cada día. O, dicho en otras palabras, el que ama sí que sabe lo que significa poner toda la carne en el asador... Todo lo contrario al falso amor que siempre se está preguntando si esta relación ¿me hará feliz a mí? El que ama se pregunta más bien si su donación hará al otro más feliz.

miércoles, 7 de enero de 2009

El gusto de vivir


Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.
Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita, porque evitarán muchos inconvenientes.
Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque llegarán a ser sabios.
Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.
Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.
Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.
Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.
Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.
Felices los que piensan antes de actuar y oran antes de pensar, porque no se turbarán por lo imprevisible.
Felices los que saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se les contradice o cuando les pisan los pies, porque la caridad comienza a penetrar en su corazón.
Felices los que son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás, aún cuando las apariencias sean contrarias, pasarán por ingenuos, pero es el precio de la caridad.
Felices los que saben reconocer al Señor en todo lo que encuentran, porque entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.

Santo Tomás de Moro

martes, 6 de enero de 2009

En busca de Jesús


Los magos de oriente vieron la estrella y emprendieron un camino para encontrar a Jesús para adorarlo. Herodes, también quería encontrar a Jesús, pero para destruirlo por ser un peligro para su proyecto de poder.
¿Por qué buscamos a Jesús?
Buscar a Jesús para aceptarlos como nuestro Señor nos trae la salvación; buscarlo para que no interfiera en nuestros planes nos encierra en nuestro propio egoísmo.
Buscar a Jesús es arriesgarnos a vivir lo inesperado, buscar a Jesús puede cambiar tu vida, buscar a Jesús te abre a la esperanza.
Que la estrella te guíe hacia la salvación! Feliz día de reyes!
(Recuerda que encontrar el "monito" en la rosca, antes era un signo de bendición, no te lo comas ni lo escondas... partir la rosca es una alegoría de la búsqueda de Jesús)

lunes, 5 de enero de 2009

Mas allá del dinero


Cuenta la historia que una familia pobre que tenía la facultad de tomar todas las cosas por su mejor lado, y una mujer rica se interesó por ayudarlos. Pero un día, la visitó un vecino de la familia pobre y le dijo que la estaban embaucando: Los niños de aquella familia siempre comen cosas deliciosas, lujos que ni yo puedo permitirme - dijo el vecino.

La mujer rica fue a visitar esta familia al mediodía. Estaba parada junto a la puerta, a punto de llamar, cuando oyó que una de las niñitas le preguntaba a otra:
- ¿Te vas a servir asado hoy?
- No, creo que comeré pollo asado -respondió la otra niña-.

Al oír esto, la mujer golpeó la puerta y entró inmediatamente. Vio a las dos niñas sentadas a la mesa en la que habían unas pocas rebanadas de pan seco, dos papas frías, un jarro de agua y nada más. A sus preguntas, contestaron que se hacían de cuenta que su pobre comida era toda suerte de manjares y el juego hacía que la comida les fuera un verdadero festín: Usted no sabe lo delicioso que es el pan cuando una lo llama torta de frutillas. Pero es mucho más rico si lo llamas helado de crema - dijo la otra niña.

La señora rica salió de allí con una nueva idea de lo que significa el contentamiento. Descubrió que la felicidad no está en las cosas, sino en los pensamientos. Acababa de aprender lo que Salomón había dicho tanto tiempo antes, que "El ánimo del hombre lo sostiene en su enfermedad; pero perdido el ánimo, ¿quién lo levantará?"

No pidamos que cambie nuestra suerte, pidamos ser transformados nosotros, y nuestros pensamientos. Entonces, veremos que hay bendiciones que nos aguardan en la suerte que nos ha correspondido.

Autor Desconocido

domingo, 4 de enero de 2009

Lo más importante, disfrutar lo que haces


Más que preocuparte por si los demás te aprecian, lo más importante es valorarte a ti mismo, ser consciente de tus propias capacidades y cualidades. También de los defectos o carencias, con los cuales habrás de trabajar un poco todos los días para irlos superando. Seguramente no eres perfecto, pero sin duda eres perfectible. Cada día puedes ser un poco mejor. Y en la medida que te quieras a ti mismo y te aprecies, los demás también lo harán. Y si en esas condiciones alguien no te aprecia, no merece que le des mucha importancia.

Seguramente pasas gran parte del día en tu trabajo o en la escuela. El mayor tiempo de tu vida transcurre allí, así que es mejor que trates que te guste lo que haces. Toda labor es importante si la haces con cariño y la realizas bien. Cada función es igualmente necesaria, pues forma parte de un proyecto más grande. Ninguna máquina funcionará en forma correcta si un humilde tornillo está suelto. Te ayudará a valerte como persona si haces bien lo tuyo. Un esfuerzo adicional ayudará a generar una actitud favorable hacia el éxito. Da siempre un poco más de lo que te piden. Aprende un poco más de tu tarea: pregúntate de donde viene y hacia donde va.

Es conveniente mantener siempre una comunicación franca y respetuosa con tus superiores. No supongas intenciones. Antes de gastar demasiada energía mental tratando de sacar conclusiones, es mejor preguntar si lo estás haciendo bien, si necesitan un cambio de ti o cómo puedes mejorar un procedimiento. Infórmate claramente de lo que esperan de ti y muestra tu disposición a aprender y superarte. Desarrollar las actitudes indicadas, no sólo mejorarán tu autoestima sino que generarán hábitos favorables para mejorar tu calidad de vida.

sábado, 3 de enero de 2009

La magia de una sonrisa


Hace unos años, en la época en que los grandes almacenes hacen grandes rebajas, a una amiga, Paula, le pasaron unas cuantas cosas divertidas. Mirando vestidos de baño en un enorme mostrador, se abrió camino, entre empujones y apretones, hasta llegar a la empleada encargada de la sección.
- Por favor, ¿me podría decir si tiene el mismo modelo en rojo?
La empleada le contestó:
- Lo que hay aquí es todo lo que hay.

Ante tal respuesta, mi amiga, impulsiva e impaciente, tiró el vestido de baño al suelo, protestó airadamente por el mal trato recibido y se prometió a si misma ¡no volver a comprar en esos grandes almacenes en la vida!

Más calmada, unos días después, pasó por casa y conversamos sobre el asunto. Intenté indagar cómo le ha ido con sus compras luego de haber recibido un trato deplorable en una cadena de almacenes de ropa.
- Mira Pili, estoy encantada. Entré al departamento de verano en otra cadena de almacenes y le expliqué a una de las señoritas el tipo de modelo y el color que deseaba.
- ¿Y enseguida te enseñó todo el muestrario de vestidos de baño color rojo?
- Pues no. Simplemente me miró a los ojos y ¡me sonrió!
- ¿Te sonrió?
- Me sonrió y me trató con tanta dulzura que, a pesar de que no tenía nada en rojo, compré tres vestidos de baño, en azul, violeta y amarillo.

¡Estos son los milagros que provocan una simple y dulce sonrisa! Una sonrisa es la diferencia entre una venta exitosa y un inventario de artículos que no se venden; es la frontera entre la amistad o el rechazo; y, a veces, en un nivel político puede llegar a significar la guerra o la paz.

Autor Desconocido

viernes, 2 de enero de 2009

Parábola del Amor


«Te moldearé», le dijo el hacha al pedazo de hierro mientras descendía con toda su fuerza sobre uno de sus costados. Pero a cada golpe que le daba iba perdiendo su filo, hasta que, después de un rato, aquella herramienta no pudo más: había quedado completamente obtusa.

«Déjenmelo a mí», repuso el serrucho mientras clavaba sus dientes en el pedazo de hierro, los cuales fueron desapareciendo uno a uno.

«Yo me encargaré de moldearlo», profirió con arrogancia el martillo, mientras se burlaba de sus compañeros que había fracasado. Pero después de varios golpes se le quebró el mango y se le desprendió la cabeza.

«¿Me permiten probar?», inquirió humildemente una pequeña llama. Los tres se rieron a carcajadas, pero se lo permitieron porque estaban convencidos de que también iba a fracasar. Sin embargo, aquella llamita cubrió el pedazo de hierro; no se desprendió de él, lo abrazó y lo abrazó hasta volverlo blando y darle la figura que quería. Aquella pequeña llama logró lo que las otras tres poderosas herramientas no pudieron alcanzar…

…Existen en el mundo corazones duros que pueden resistir los hachazos de la ira, los dientes del odio y los golpes del orgullo y del rechazo, pero, por más severo que sea el corazón de la personas, no podrá resistir los embates del amor; porque el amor es la fuerza más poderosa del mundo.

Buenos Días

Revista Misión Joven

jueves, 1 de enero de 2009

"Don Bosco tenía los ojos bien abiertos"


(CIAN, Luciano El sistema educativo de Don Bosco, ed. CCS, Madrid 2001(3), p.182)

Cada vez estoy más convencido que la Obra de Don Bosco fue lo que fue gracias a su mirada inicial. Don Bosco supo abrir los ojos, mirar a su alredor y percibir en los jóvenes la llamada de Dios. Me llama la atención que la mirada de Don Bosco no fue la de un sociólogo, la de un psicólogo o la de un educador social. Don Bosco se insertó en la mirada de Dios sobre el ser humano, en este caso sobre los jóvenes. Miró con el Espíritu y vio el sueño de Dios sobre los jóvenes. Fruto de esta percepción surgió su compromiso con Dios para hacer cumplir estos sueños.

Esta es la agudeza de percepción que Don Bosco vivió y propuso a sus salesianos y educadores. No se trata de mirar, cual fisgón, es más bien una actitud de apertura y receptividad, una intención de caer en los detalles, de descubrir las relaciones, de hacer síntesis de lo visto. Sin una mirada aguda, abierta, comprometida… difícilmente veremos en los jóvenes lo que hay que ver y lo que ellos necesitan que veamos. Podemos seguir mirando a otra parte, podemos continuar observando los defectos y calamidades, podemos persistir en lanzar miradas de futuro cargadas de pesimismo… pero si optamos por este camino estamos en el deber moral de preguntarnos ¿es ésta la mirada de un educador salesiano? ¿merece el joven estas miradas cansadas y resignadas? Más bien no. Yo apuesto por el optimismo, la esperanza, la confianza, el entusiasmo, el trabajo comprometido… esta opción me convence más y me hace sentir más salesiano.