sábado, 3 de enero de 2009

La magia de una sonrisa


Hace unos años, en la época en que los grandes almacenes hacen grandes rebajas, a una amiga, Paula, le pasaron unas cuantas cosas divertidas. Mirando vestidos de baño en un enorme mostrador, se abrió camino, entre empujones y apretones, hasta llegar a la empleada encargada de la sección.
- Por favor, ¿me podría decir si tiene el mismo modelo en rojo?
La empleada le contestó:
- Lo que hay aquí es todo lo que hay.

Ante tal respuesta, mi amiga, impulsiva e impaciente, tiró el vestido de baño al suelo, protestó airadamente por el mal trato recibido y se prometió a si misma ¡no volver a comprar en esos grandes almacenes en la vida!

Más calmada, unos días después, pasó por casa y conversamos sobre el asunto. Intenté indagar cómo le ha ido con sus compras luego de haber recibido un trato deplorable en una cadena de almacenes de ropa.
- Mira Pili, estoy encantada. Entré al departamento de verano en otra cadena de almacenes y le expliqué a una de las señoritas el tipo de modelo y el color que deseaba.
- ¿Y enseguida te enseñó todo el muestrario de vestidos de baño color rojo?
- Pues no. Simplemente me miró a los ojos y ¡me sonrió!
- ¿Te sonrió?
- Me sonrió y me trató con tanta dulzura que, a pesar de que no tenía nada en rojo, compré tres vestidos de baño, en azul, violeta y amarillo.

¡Estos son los milagros que provocan una simple y dulce sonrisa! Una sonrisa es la diferencia entre una venta exitosa y un inventario de artículos que no se venden; es la frontera entre la amistad o el rechazo; y, a veces, en un nivel político puede llegar a significar la guerra o la paz.

Autor Desconocido

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