Como la tierra abierta
en tu seno creció la vida,
pero esta no es tu maravilla,
sino que has regado
con sudor y sangre
de tus hijos la semilla.
Con fieras garras defiendes
su ilusión y su alegría,
y con tiernas manos
prodigas besos convertidos en tortilla.
Bendita seas, mujer,
amiga y confidente,
en tu rostro crece la confianza
y en tu espíritu bebo la mejor leche
que nutre y vigoriza el canto de mi alma.
Cuando nace un niño (o se adopta) nace una madre. Y a la medida que el pequeño crece, la mujer se convierte poco a poco en verdadera madre. Felicidades a todas aquellas que se esfuerzan en amar, en dar vida, en prolongar la esperanza y la ternura en este mundo. Una madre no encierra su amor en un hijo, sino que abre su existencia al misterio de toda vida humana.
Buenos Días!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario