jueves, 12 de noviembre de 2009

Beato Artemides Zatti


Artemides Zatti nació en Boretto, en la provincia de Regio Emilia, el 12 de octubre de 1880, del hogar de Luis Zatti y Albina Vecchi, una familia granjera. Desde pequeño se acostumbró al trabajo y al sacrificio. Cuando tenía nueve años ya ganaba su dinero como mano de obra contratada. Obligados por la pobreza, en 1897 la familia Zatti emigró a la Argentina estableciéndose para iniciar una nueva vida en Bahía Blanca. Allí Artemides empezó a asistir a la parroquia a cuyo cargo estaban los Salesianos y se convirtió en un ayudante del párroco, Padre Carlos Cavalli, con quien compartía a menudo el trabajo y la oración. Sentía el deseo de ser Salesiano y fue aceptado como aspirante por el Obispo Cagliero y, cuando cumplió veinte años se integró a la Comunidad en Bernal.

Tuberculosis – y una promesa

Empezó a estudiar con seriedad para recuperar el tiempo perdido. La Providencia le confió la atención de un joven sacerdote que estaba enfermo con tuberculosis y que murió entonces en 1902. El día en que Artimides debía recibir su hábito, también él contrajo la enfermedad. Cuando volvió a la comunidad, el Padre Cavalli lo envió al hospital de la misión en Viedma. El Padre Evaristo Garrone, con gran experiencia en ello, estaba a cargo del hospital. Artemides, junto con él, solicitó y obtuvo de María Auxiliadora la gracia de recuperarse, prometiendo dedicar su vida entera a la atención de los enfermos.

Responsable de la farmacia

Se recuperó y mantuvo su promesa. Al principio empezó a ocuparse de la farmacia adjunta al hospital, donde aprendió como trabajaba el Padre Garrone: sólo aquellos que podían pagaban. Cuando el Padre Garrone murió, él tomó la responsabilidad total. En 1908 hizo su profesión perpetua. Estaba completamente dedicado a los enfermos. La gente lo buscaba y lo admiraba. Para el personal del hospital él no era solamente un excelente director sino sobre todas las cosas, un excelente cristiano.

Un día en la vida de…

Así era como transcurría su día: “A las 4.30 ya estaba levantado. Meditación y Misa. Visita a los enfermos. Después salía en bicicleta a visitar a los enfermos en la ciudad. Después del almuerzo jugaba con entusiasmo un juego de bochas con aquellos que se estuvieran recuperando. Desde las dos a las seis de la tarde, visitaba nuevamente a aquellos en el hospital así como también aquellos afuera del hospital. Después hasta las 8 de la noche trabajaba en la farmacia. Luego de vuelta al hospital. Hasta las 11 de la noche estudiaba medicina y, finalmente, leía algo espiritual. Después iría a descansar pero siempre estaba a la orden para cualquiera que solicitara ayuda”.

Un Hermano Salesiano ejemplar

Obtuvo su diploma de enfermero. En 1913 dirigió la construcción del nuevo hospital el que, muy a pesar suyo, fue demolido. Sin descorazonarse, empezó nuevamente. Como Don Bosco, la Providencia era el primer y seguro ingreso del balance que tuviera que hacer de sus obras. María Auxiliadora nunca lo abandonó. Cuando Don Bosco soñaba con los Hermanos Salesianos, seguramente quería que ellos fueran tan santos como Artemides. En 1950 se cayó en la escalera y fue confinado a la cama.

Muerte

Después aparecieron algunas señales de cáncer. Tuvo su último suspiro el 15 de marzo de 1951. Juan Pablo II lo declaró Beato el 14 de abril de 2002. Su cuerpo descansa en la capilla de los Salesianos en Viedma.

viernes, 16 de octubre de 2009

Hola de México Aguascalientes

Hola les escribo para solicitarles que me envien a mi correo carlos.leos@gmail.com mp3 de rojo y marcos vidal.
Hasta pronto dios te bendiga

viernes, 19 de junio de 2009

jueves, 18 de junio de 2009

Novena al Sagrado Corazón. Día 9

18 de junio de 2009

Maravillosamente encadenado a un corazón
herido por amor no correspondido,
de profundas pasiones divinas encendido
en tintas rojas volcadas, palpitantes de perdón.

Amor que no puedo pagar es mi canción;
derroche de ternura, mi Dios herido
con corona de espinas, pan roto y compartido,
cruz redentora preñada en salvación.

¡Que me alegro por tu perenne compasión!
¡Que me duele por haberte ofendido!
¡Que me sangro por amar tu corazón!

¡Que me acobardo al sentir tus espinos!
¡Que me esperanzas con tu resurrección!...
y me encuentro como tú, también herido.

ZLK/Poema al S. Corazón, 18 junio 2004



miércoles, 17 de junio de 2009

Novena al Sagrado Corazón. Día 8

17 de junio de 2009

Pero también esa lanzada, en el sentido opuesto y a la luz de la Sagrada Escritura y de los escritos y vidas de los santos, simboliza las delicadezas de amor de aquellas almas que de alguna manera han vulnerado al Corazón de Jesús, como dice la esposa en los Cantares: “Vulnerasti cor meum, soror mea, sponsa”, “Has herido mi corazón, esposa y hermana mía, has herido mi corazón con uno de tus ojos, con uno de tus cabellos” (4,9). Por eso, todo acto de amor hiere dulcemente al Corazón de Jesús, como todo acto de amor del amante hiere dulcemente al ser amado. Cuando Dios nos muestra su Amor, sus delicadezas, nos hiere, pero esa herida, en lugar de producir dolor, como en el caso de los enemigos, produce un gran deleite. ¡Son heridas de amor, son dardos de amor, son saetas de amor! Por eso santa Teresa, cuando quiere explicar lo que es el amor, lo compara a una saeta, a un dardo. Ella tuvo la experiencia, en el convento de la Encarnación, de un ángel que se le apareció y le clavó un dardo, una flecha encendida en el Amor de Cristo que le traspasó el corazón, en medio de un éxtasis místico, produciéndole un deleite inefable.
Otra escena entrañable y muy a propósito de lo que venimos diciendo, es la que nos narra san Juan en su Evangelio (13,23), cuando recuesta su cabeza sobre el Corazón de Jesús, en la última Cena, el Jueves Santo. Este pasaje ha sido comentado, de una u otra forma, prácticamente por todos los místicos, los cuales han visto simbolizado en él todo el Evangelio, el ápice de la vida cristiana: el matrimonio espiritual del alma con Jesucristo. Y ahora que decimos matrimonio espiritual, recordemos cómo el amor entre el hombre y la mujer se simboliza por los dos corazones, o un corazón traspasado por los nombres de los amantes. Y Jesús ha querido también tener Corazón, al igual que nosotros, y que ese Corazón sea abierto por la lanza del soldado el Viernes Santo en el Calvario, precisamente para que a través de esa llaga entremos en Él y descubramos los tesoros escondidos de su Amor, y nos embriaguemos de la sangre y del agua que brotan de su costado.
Incluso ha habido santos que tuvieron la experiencia mística de que el mismo Jesús les presentara su propio Corazón y han sentido la impresión de tomar, de mojar los labios en la sangre del costado. Ciertamente que son fenómenos místicos, pero que indican una realidad profunda, que es esa fusión del Amor del Corazón de Jesús en ellos.




martes, 16 de junio de 2009

Novena al Sagrado Corazón. Día 7

16 de junio de 2009
El Corazón de Jesús en la experiencia mística de los santos:
En esta tercera parte tendríamos que citar una galería de grandes santos, lo cual es imposible lógicamente. Recordemos, para empezar, a santa Margarita María Alacoque, que fue la confidente del Sagrado Corazón de Jesús; también a santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola, san Bernardo, san Buenaventura, santa Gertrudis, santa Catalina de Siena, san Francisco de Asís, y muchísimos otros santos que se han distinguido por esta devoción. Entre los más cercanos a nosotros podemos recordar a uno de los grandes promotores del culto al Corazón de Jesús, citado incluso por el Papa Pío XII, que fue el Padre Mateo Crawley-Boevey; y también a Monseñor Manuel González, el obispo “de los sagrarios abandonados”. Todos ellos, entre tantos otros, han encontrado en el Corazón de Jesús sus delicias. Esto es lo que rezamos en la última de las Letanías: “Cor Iesu, deliciae sanctorum omnium”, “Corazón de Jesús, delicia de todos los santos”. Ellos se han acercado a beber de esa Fuente inexhausta, y penetrando en ella por la llaga del costado hicieron de Cristo su dulzura y su tesoro.
Detengámonos un momento en esa llaga del costado que simboliza, en primer lugar, la invitación de Jesús para que entremos en su intimidad, lo cual es propio de la vida contemplativa. La preciosa llaga simboliza también la reparación que le debemos, además del amor. Esta es una nota esencial en la devoción al Corazón de Jesús. Un Corazón traspasado, herido por sus enemigos, “Víctima peccatorum” (víctima de los pecadores y de los pecados) exige, reclama reparación ¡Cuántas almas santas han ofrecido sus sufrimientos, sus enfermedades, sus sequedades, sus humillaciones, todas sus cruces, para consolar y desagraviar al Corazón de Jesús, ante la falta de amor de tantos hombres. De modo que el que ama, ama reparar las ofensas contra el ser que ama, quiere reivindicar, “vengar”, santamente hablando, los pecados de los hombres. Esta reparación la encontramos expresada en aquella oración en la que san Francisco de Asís le dice al Señor: “donde haya odio, que yo ponga amor, etc...”. De manera que si la lanzada simboliza el pecado y todo lo que hemos hecho sufrir al Corazón de Jesús, nuestro amor hacia El deberá ser reparador.



lunes, 15 de junio de 2009

Novena al Sagrado Corazón. Día 6

15 de junio de 2009
He aquí, en resumen, los tres aspectos fundamentales de la teología del Corazón de Jesús. En realidad, en el simbolismo del Amor confluyen los otros dos, la ejemplaridad y el dolor. Esto se debe a que en el Amor de Jesús se funden tres realidades o dimensiones, reducidas a la unidad en virtud de la unión hipostática: el Amor propiamente divino del Verbo, segunda Persona de la Santísima Trinidad, y los amores (espiritual y sensible) propios de la Humanidad de Cristo De ahí la armonía perfecta que late en el Corazón de Jesús; es como un nudo, por así decirlo, en donde convergen el Amor infinito de Dios y el amor humano del hombre, a quien Cristo representa como Cabeza del Cuerpo Místico.
De modo que en el Corazón de Jesús tenemos la síntesis de todo el universo, la recapitulación de todas las cosas: la dimensión estrictamente hablando divina, como queda dicho, y la dimensión humana, en su doble vertiente espiritual y sensible. Todo el mundo material está representado, recapitulado, simbolizado, en el amor sensible de Cristo. Todo el mundo espiritual de las almas, de las inteligencias y de los ángeles se encuentra simbolizado, unificado en el Alma de Cristo. Y el Amor eterno de Dios en el mismo Verbo, el Hijo.
Por todo lo que hemos considerado hasta aquí, podemos decir con el Santo Padre Pío XII que la devoción al Corazón de Jesús no es una devoción más, sino que es “la Devoción sustancial” (Cfr. Encíclica Haurietis aquas). Y esto porque se trata del mismo Amor del Verbo encarnado, simbolizado en su Corazón, que representa la Persona divina y la Naturaleza divino-humana de Jesucristo.
En el Corazón de Jesús se encierra toda la economía de la salvación. La gracia santificante brota de este Sacratísimo Corazón, como también los sacramentos, todo lo cual se encuentra simbolizado en las gotas de sangre y agua que brotaron del costado abierto del Redentor. Es san Juan Apóstol, el enamorado del Corazón de Jesús, quien hace notar que después de que el soldado atravesó el costado de Jesús muerto en la cruz, “al instante brotó sangre y agua” (Jn 19,34).
Esas gotas de sangre y agua son al mismo tiempo símbolo de la Iglesia, la Esposa mística, que como segunda Eva, nace del costado herido del Nuevo Adán, dormido en la cruz (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, 766).